A medida que envejecemos, nuestra piel pierde elasticidad y se vuelve más propensa a desarrollar pliegues y arrugas, incluyendo los festones malares.
Algunas de las causas de su formación puede ser el envejecimiento natural de la piel, una perdida de peso drástica, factores genéticos o incluso hábitos poco saludables como el alcohol y el tabaco.
¿Y CÓMO PUEDO TRATARLO?
A veces es una zona complicada, pero conociendo bien cómo abordarlo, se puede conseguir disimular, mejorando nuestra imagen
En primer lugar, puede ser útil aparatología como la radiofrecuencia, el ultrasonido microfocalizado de alta intensidad o el tratamiento con láser.
También podrá disimularse con el uso de rellenos como los estimuladores del colágeno y los ácidos hialurónicos, pero con la precaución de aplicarlos en las zonas correctas, ya que por el contrario, la captación de agua de los productos puede ser contraproducente empeorando incluso la situación.